15 julio 2017

Tres propuestas para la canción del verano

  Aunque por regla general me gusta ser un bloguero de culto, de esos a los que solo les leen cuatro y les comprenden dos, a veces me gustaría ser un "influencer" para pasearme por los escenarios con un micrófono inalámbrico mientras hablo de mi "background" y mi "profile". Reconozco que incluso para ser bloguero de culto aún me faltan tatuajes, frases agoreras y cambiar la horchata por el bourbon. Pero como "influencer" anhelante me gustaría marcar (¿cómo dicen?) tendencia y señalar con mi dedo digital al afortuado ganador de la canción del verano.

  Cierto que la canción del verano es un concepto viejuno, pero ¿acaso no está de moda lo vintage? Para este blog (ahora hablaré en tercera persona para parecer más importante) la canción del verano fue, es y será el canto de la chicharra. Pero como no genera derechos de autor vemos que tenemos otras especies disponibles. 

  1.- Pisciburguer. Joe Crepúsculo. Sin duda la candidata número uno. Me subo al carro de la campaña iniciada por el programa "Hoy empieza todo" con Ángel Carmona en Radio 3. La letra de esta pequeña joya del indie pop no deja lugar a dudas sobre sus intenciones: "Hamburguesa y cloro es mi pasión". Esta canción es tan adictiva como la delicia gastronómica a la que alude. Se puede escuchar sin depilación. Una vez que se ha pasado el acaloramiento se puede disfrutar de este tecnocantautor (como ayer hicieron los asistentes al FIB 2017) con otras delicatessen como "Mi fábrica de baile", nombrada automáticamente como canción del verano número 1 bis, o el perturbador tema "Música para adultos".

  2.- "Historia del Arte". Las Bistecs. Aunque este tema ya tiene un par de años hemos decidido (aquí ya hablo en el plural mayestático) que este tema merece compartir corona como canción del verano del 2017. La razón es clara. Si bien ya hemos rendido pleitesía al cloro de las piscinas y la comida basura, no es menos cierto que los gestores culturales intentamos que los pueblos del interior no se mueran del asco. Dicho de otra forma, fomentar el turismo cultural y convencer a un buen puñado de culturetas para que desafíen al calor y a su columna vertebral para que oteen cúpulas, capiteles, arcos y arbotantes, todo eso dentro de un ritmo bailable de movimientos provocativos. 

 3.- "Que si vengo que si voy". Rosendo. Podemos decir sin ambages que se trata del verdadero "despacito". Muy a su pesar Rosendo se vio metido en la polémica sobre la estatua que sus vecinos querían erigirle en el barrio de Carabanchel. Rosendo, rockero, arpista y hombre de bien declaró que lo agradecía mucho pero que quizá el dinero se podía emplear en otras necesidades del barrio. Hasta que se convierta en estatua de acero y le bauticen con su nombre más calles y plazas se merece que reine (en virtud de este influencer) como canción del verano a más gloria de la melena balanceada arriba y abajo, los pantalones ajustados y el rock patrio más acrisolado.

Por supuesto, hablar de canción del verano en España supone recordar a Georgie Dann.  Las canciones de Dann eran machaconas y divertidas. El músico parisino se ganaba así  (y muy bien) las habichuelas  porque cuando no llevaba las camisas floreadas se dedicaba al menos lucrativo negocio del jazz. Dicen que solía pagar a los músicos de su banda en metálico justo antes de los conciertos, sin duda para insuflar el necesario entusiasmo.

En cualquier caso el verano es para disfrutar ¿y se puede disfrutar sin música? Estas serás las canciones de su verano. Que así se escriba y así se cumpla.




El humor está aquí, en alguna parte
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