07 abril 2017

El horror de Siria

  Lo único que se salva del inquietante anuncio de Danacol que tiene por protagonistas a El Tricicle es la frase "poca broma". Es posible que sea injusto con el anuncio. Puede que me parezca triste simplemente porque no me apetece ver a personas que admiré en mi juventud haciendo publicidad para viejos: colesterol alto, plantillas, pérdidas de orina... Pero si no se puede bromear con el colesterol (ni con las pérdidas de orina), ni por supuesto con Carrero Blanco, qué diremos del genocidio. Qué diremos de Siria.

  Esta semana se ha producido la última atrocidad conocida, el bombardeo con armas químicas sobre la ciudad siria de Jan Shijún. Las cámaras de la cadena de televisión Al Jazeera estaban allí y gracias ellas ni siquiera tenemos que hacer el esfuerzo de leer para comprender las dimensiones del horror. Ante la cámara, decenas de personas sufren sin poder respirar, tendidas en el suelo, agonizan y mueren. El recuento de las víctimas mortales llegó finalmente a 72. Según el ministro de sanidad turco, uno de los países presente en esta ciénaga sangrienta, se utilizó gas sarín. El gas sarín fue descubierto (o creado) en 1938 en Alemania con el propósito de ser utilizado como insecticida. Pero para muchos depredadores humanos sus rivales no somos más que bichos, puntitos, que como decía Harry Lime (Orson Welles), que pueden ser eliminados a cambio de una recompensa.

  La cosa que llaman "la comunidad internacional" ha culpado al gobierno de Bashar Al Assad. Dice mi madre (y las madres tienen siempre la razón) que tiene cara de tonto. Puede. Bashar heredó el trono de su padre Hafez el Assad, líder del partido Baaz. La izquierda europea le tenía (con reservas) cierta simpatía. Eran teóricamente laicos y se oponían a Israel, aunque no dejaba de ser un sátrapa más en Oriente Medio. Mientras su padre gobernaba, Bashar se sacaba la carrera de medicina y luego un postgrado en Londres en oftalmología. Supongo que viviría en un apartamento lujoso en Kensington. No lo veo en una mansión en Richmond, tragándose los atascos. Más bien es de los tipos que van caminando a clase y luego se toman tranquilamente dos pintas antes de volver a casa. Bashar no era en principio el predestinado para heredar la corona de su padre, pero las cosas son así.

  Al comienzo de la guerra siria y precisamente tras un incidente con armas químicas, Obama consideró seriamente tomar cartas en el asunto y quitar de enmedio a El Assad, pero se enfrentó con la oposición de Rusia que siempre ha apoyado al régimen, como antes lo hiciera con papá. Una amistad enternecedora que llega hasta nuestros días. Esta misma semana el Consejo de Seguridad de la ONU fracasó en aprobar una resolución de condena (que ni siquiera mencionaba la responsabilidad del gobierno sirio) gracias al veto de Rusia. Anoche Trump bombardeó una base militar. Rusia advierte que habrá consecuencias "trágicas".

  Pero no solo por gasear a la población civil se ha hecho popular esta semana la famila El Assad. El juez de la Audiencia Nacional (no solo de chistes viven los tribunales) José de la Mata puso en marcha una operación policial contra la familia del presidente sirio quienes, presuntamente, habrían cometido un delito de blanqueo de capitales por organización criminal. La investigación ha permitido localizar 503 propiedades de Rifaat El Assad (tío del presidente). Entre ellas hay un poco de todo: viviendas de lujo, fincas rústicas, garajes... Me alegro de no tener que pedir notas simples de sus propiedades al registro.

  No es el momento ahora de filosofar el por qué los muertos y las atrocidades en Siria nos importan tan relativamente poco. No es desde luego ajeno el hecho de que ninguno de los múltiples bandos en conflicto sea "uno de los nuestros". Otra cosa sería si fuera Venezuela. Incluso con el genocidio de Ruanda todo estaba mucho más claro, pero el avispero sirio es demasiado complejo como para poder manosearlo a nuestro antojo y convertirlo en perdigón dirigido hacia alguno de nuestros monstruos locales. Pero aún quizá no sea tarde para poner en funcionamiento nuestras glándulas de la náusea, ya que, por lo visto, las de la conciencia y la decencia han sido abolidas por la Unión Europa, Estados Unidos, Rusia, Turquía, los islamistas varios, la cosa que llamamos comunidad internacional y otros de cuyo nombre no quiero acordarme. Vean este vídeo y luego piensen en las quinientas propiedades de"la familia" en España.

El horror, el horror del "Corazón de las tinieblas".


 Por favor. No dejen de decirme qué han experimentado. Gracias.





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