02 diciembre 2013

Viva el sucedáneo. Arriba el impostor

  En España la mayoría de los políticos no permiten que se les pregunte en las ruedas de prensa.

  Desde luego no lo hace el Presidente del Gobierno, MRB, quien solo está autorizado para hablar de ciclismo, Nadal y, vagamente, de "cosas" que a veces "son un lío". De cuando en cuando algún preboste concede una entrevista a medios afines, o manda a "la infantería de la desvergüenza" (tipos a lo González Pons o Durán) para que hagan alguna escaramuza en medios hostiles. No crean tampoco que se les da un duro. Cualquier entrevista de Hard Talk de la BBC tiene el doble de sustancia. A lo sumo, se llevan un pequeño revolcón, y estos tipos/as son a prueba de bochorno.

  Y sin embargo, (siempre hay un sin embargo), convertidas las comunicaciones políticas en publicidad, la publicidad juega a realizar entrevistas, coloquios y congresos científicos. Por supuesto entrevistas, coloquios y congresos tan falsos como mis propios viajes o mis críticas de cine. El Banco Sabadell es el precursor en España de este nuevo género que se llamaría de "entrevista simulada". Lo llaman "encuentros", creo recordar, pero en vez de salir marcianos (que es lo que esperaría cualquier individuo nacido en los setenta) entrevistan a tipos como Pep Guardiola, Loquillo o Inocencio Arias (este último no sé si de verdad o fue solo una pesadilla que tuve).

  Básicamente el formato es: un triunfador/a es falsamente entrevistado por un periodista triunfadora/o en un cálido ambiente a medio camino entre el reservado de boîte y la tienda de Nespresso, donde en un supuesto ambiente íntimo nos destilan en dos frases la poción que explica sus logros. Por ejemplo (San) Pep Guardiola I de Catalunya y V de Alemania dixit: "llevo aprendiendo y tratando de superarme desde el primer día". ¿Desde el día de su nacimiento? ¿Trató de mamar mejor de la teta de su madre el segundo día, y mejor aún el tercero y llegar a la perfección con los potitos? ¡Ole!

  La estrategia publicitaria (de comunicación) ha debido tener éxito porque ha crecido y evolucionado. Verdaderos científicos dan falsos seminarios. Estudiantes fingidos hacen preguntas interesantes, futbolistas abren su corazón. Científicos reales imparten falsas conferencias en la que nos anuncian falsamente que viviremos más. Falsos ex parados nos hablan de sus falsos empleos y de la falsa emoción que sintieron en su inexistente primer día de trabajo. Y todos nos gritan: "mejora, sé positivo, cree en ti, lucha por tus sueños, querer es poder". ¿Pero cómo, cómo? ¿Qué cómo? ¡Domiciliando tu nómina, merluzo!

  Hubo un tiempo en que los intelectuales se devanaban sus hiperdesarrollados cerebros sobre el tema del original y la copia. La copia era el producto predilecto del captitalismo de consumo. Se supone que estaba el original "fetén" y las incontables copias casi idénticas pero que en realidad eran impostores que los demás adquiríamos. Ahora es al revés. El original se convierte en un impostor y es la copia, lo falaz es lo valioso, pues sólo el embustero puede aproximarse a la perfección. ¿Que no? Por ejemplo: Los falsos periodistas de Canal Nou tenían empleo estable y bien remunerado pero en cuanto mutaron a periodistas de verdad fueron al paro.

Por cierto. Yo también soy un fraude, y para empezar, debo desvelar que ni estoy gordo, ni quiero. Ya les iré desengañando de más cosas en el futuro. Por hoy es suficiente.


El Señor Gordo
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2 comentarios:

  1. Me pregunto si nuestras anchas tragaderas con las mentiras mediáticas no tendrán algo que ver con el extenso uso que en nuestras relaciones privadas hacemos de la mentira social. Estos son algunos ejemplos:
    -a ver cuándo quedamos (léase: NO me comprometo a quedar contigo);
    -me encantaría verte, pero ando liadísimo/a (léase: NO voy a malgastar mi valioso tiempo quedando contigo);
    -me hubiese encantado, pero no me fue posible (léase: NO quise hacer el esfuerzo que ello requería).
    No tengo ni idea de si el mundo sería o no un lugar mejor si sustituyésemos estas expresiones por las que figuran en el texto entre paréntesis. Probablemente no fuera muy diferente a cómo es, pero, hay algo en lo que sí ganaríamos: nos tomaríamos en serio la palabra dada (también a la de los políticos).
    Señora Flaca

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  2. buenisimo!... pero cierto!...

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