12 noviembre 2013

Basureando por Madrid

  Si leen este blog seguro que tienen tanto tiempo libre que hasta leen las noticias. Siendo así, incluso los que no dispongan de un pasaporte con las columnas de Hércules, sabrán de la huelga de los servicios de limpieza de la ciudad de Madrid. Periódicamente hay una en algún lugar del mundo. La última famosa fue en el sur de Italia.

  Los madrileños viven haciendo montañismo entre las nuevas colinas de basura que han emergido en las calles. Como no se sabe si acabarán siendo recogidas o ya permanecerán en la ciudad como nuevos accidentes geográficos, algunos vecinos han propuesto ponerles nombre. Colina Compresas-Gallardón, Pico Botella No Reciclada y la cumbre más alta e inaccesible se llamará el KK-2. Sin embargo la alcaldesa ha tranquilizado a los habitantes y ha declarado: —sabes lo que te digo, que las pasas no son higos—.

  Nos podemos reír, pero esto de la basura es un asunto serio, tanto si está en contenedores como si la ciudad es en sí mismo un contenedor y los humanos que la habitan molestos roedores. Puede enfocarse de un modo más inteligente a como yo lo hago. Por ejemplo, el escritor Isaac Rosa cree que la porquería que puebla las calles de Madrid no deja de ser más que una metáfora orgánica de la pobredumbre política que nos rodea. Lo decía de un modo muy bello. La comparación es tan acertada como facilona.

  Quizá sea útil ponerle números. A fin de cuentas la basura es un buen negocio. No es casualidad que la mafia controle el negocio de la basura en el sur de Italia, como denunció Roberto Saviano en su libro Gomorra. Tony Soprano también se dedicaba a la gestión de residuos.

  En el caso madrileño los residuos también aparecen por todos sitios. Tres de las cuatro compañías adjudicatarias (Valoriza, OHL y FCC) hicieron al Ayuntamiento una oferta que éste no pudo rechazar. Ofrecía prestar el servicio por un precio que ni siquiera los de Media Mark se atreverían a anunciar. Además Tony Soprano no se presentó al concurso.

  Podemos asegurar sin empacho que se trata de un modo de gestión muy a la española. Los números cuadran o son debidamente torturados para que se "positivicen" o "negativicen" según el caso. La Polla Records, grupo que cada día recuerdo más y más por profético, y para el que pido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, lo decía con meridiana claridad en una de sus canciones: "Como primer punto del orden del día subiremos nuestro sueldo. Como segundo punto bajaremos el de los demás".

  Los sindicatos son obtusos, pero acabarán entrando en razón. Nuestros muchachos ya están manos a la obra y Madrid volverá a ser la ciudad resplandeciente donde hasta los patos que chapotean en el río Manzanares juegan al pádel y cantan arias de opera italiana.
 
 


El humor está aquí, en alguna parte
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1 comentario:

  1. En Andalucía es algo frecuente, sobre todo en Jerez, Sevilla y Granada. La manipulación de los sectores sobre la población en general asusta. Al final los que pagan son los ciudadanos para que otros puedan "defender" o "luchar" por algo que quieren. Que casi nunca llega a ningún lado. Pocas huelgas sirven de algo, la mayoría son puros chantajes.

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