Manolo Escobar

  La tradición dice que cuando muere una persona hay que hacer un obituario elogioso. De hecho los obituarios eran todo un género periodístico, a veces encargado a los cronistas más jóvenes o con menos galones para ocuparse de otros asuntos más importantes, como el conflicto del Fletán con Canadá o la guerra de los guiñoles franceses contra Pau Gasol.

  Voy a seguir esa tradición en parte. Ha fallecido cerca de donde vivo Manolo Escobar. En radios y canales de televisión se hace un emotivo recuerdo a su memoria y ponen sus canciones. Los oyentes recuerdan a su abuela tarareando los temas de Escobar y todos reímos hipócritamente las gracias. Algunos lo hacen con añoranza de otras épocas, otros hacen un homenaje culpable.

  Escobar era un artista con grandes cualidades escénicas y con una voz más que notable. Pero su legado musical es el propio de su época. Las canciones de Escobar eran una cacofonía alegre —si se quiere— de una época negra. Representaba sin pudor la España cutre del franquismo, en la que en palabras de otro Manolo (Vázquez Montalbán), daba la sensación de que a todo el mundo le olían los calcetines. 

  La música de Escobar alegraba la vida de aquella España subdesarrollada y que permanecía aferrada a una sociedad arcaica, de ritmos machacones y que se negaba no sólo a que la novia llevara la minifalda a los toros (pero los mirones ya paladeaban los muslos en el tendido al escuchar la canción), sino que además pregonaba que la España del desarrollismo "era la mejor".

  Como la realidad es paradójica, puede afirmarse que de lo que no cabe duda, era que Manolo Escobar era una gran estrella y un estajanovista que cantó en los escenarios durante más de cincuenta años. Un hombre que interpretaba un papel a la perfección, que enmascaraba el suyo propio.

  El hombre que cantaba "España es lo mejor" era hijo de una familia muy humilde que tuvo que emigrar a Cataluña y fue fiel seguidor del FC Barcelona, que con toda seguridad no le rendirá homenaje al asociarle con "la españolidad" (ellos sólo están para Lluís Llach, no para los charnegos). Desde muy joven se tuvo que batir el cobre en innumerables escenarios ganando audiencia de muy distinto pelaje con su simpatía y voz. Dándoles lo que ese público de la época esperaba. Se trataba de un tipo culto, coleccionista de arte moderno y mecenas. ¿Preocupado por las minifaldas? No. Preocupado con ganarse la vida y dar lo mejor que ellos pueden a su público, como tantos otros artistas de nivel.

  Una de las últimas intervenciones de Escobar fue durante la celebración del Mundial de la selección española. Estos grandes jugadores, pero algo brutos y debidamente alcoholizados, trataron de mantear al septuagenario y enfermo cantante, quien indispuesto no pudo terminar la canción. Así se trata a los artistas en España. 

  Dice María Dolores de Cospedal que Escobar representaba la Marca España. Otra vez nos avisan de adónde nos quieren llevar. Lo que sí representa es la dignidad de los artistas de una generación. Me pregunto qué hubieran podido hacer gente del talento de Escobar, Landa, Manolo Morán, Gracita Morales, Farina, Cassen y tantos y tantos grandes artistas y cantantes si no hubieran sufrido una dictadura y un país de calcetines sucios.

Descanse en paz

El Señor Gordo

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