25 septiembre 2013

¿Camino de la III República por amortización del puesto de trabajo?

  Corinna declaró hace poco que el rey Juan Carlos I es un anciano que lucha por su salud. Eso es precisión alemana. Mi amiga uruguaya, también precisa, añadiría, "tal cual" u "obvio". Así las cosas, parece conveniente que incluso un Señor Gordo trate este tema con delicadeza.

  El caso es que la vida sigue su curso, y las reiteradas enfermedades y caídas del monarca (larga vida al rey) han puesto a funcionar las mentes de la gente. Parece saludable que nos preguntemos si es más conveniente seguir con una monarquía parlamentaria o cambiar a un régimen republicano, como es saludable pensar si es conveniente la secesión de Cataluña. De hecho es más que saludable que uno se pregunte y se cuestione cualquier asunto público siempre que se trate de un verdadero debate y no de un gallinero donde se proclaman argumentarios. Claro que para eso hay que estar dispuesto a escuchar a los demás y a tener la valentía de dejarse convencer, ser capaz de apreciar el valor de las opiniones ajenas y entender que la realidad puede ser compleja.

  Aprovechando la inminente jubilación o la desaparición física o laboral del actual titular de la plaza, Cayo Lara, el Coordinador General de IU (los izquierdistas españoles huyen de la palabra presidente y de las corbatas como los mosquitos del Baygon) ha propuesto un referéndum para la amortización de la plaza. Es curioso como uno al final acaba engullido por la lógica del "enemigo". Lo que sería, y con razón, horrible para la siderurgia o los bomberos, vale para los monarcas.

  Llegado a este punto, ya puedo descubrir mi ardid. No es de la monarquía ni de la república de lo que quiero hablar, sino de los sobrantes. Llega un momento en que uno parece que se vuelve un estorbo. Su plaza en el corazón de sus amores, de sus amigos, queda amortizada. Entras en la categoría que un sociólogo español cuyo nombre no recuerdo llamó los "superfluos e irrelevantes". La naturaleza de la sociedad que se ha creado es tal que nadie está a salvo de caer en la categoría. A un prestigioso cirujano se le puede llamar al despacho después de sus vacaciones para decirle que ha sido jubilado, como se diría en el cine. Esto está basado en una historia real. Reconozcamos que tanto en lo laboral como en lo afectivo las facilidades para dar y nos den la patada se han ampliado. Lo llaman flexibilidad. Un breve finiquito. Un bloqueo en el whatsapp, darle al "delete" en los contactos.

  En las películas americanas, tan clásico es que el malo trate de volar la Casa Blanca como ver al recién despedido poniendo su pertenencias (la foto de la mujer y los niños, la plaquita que le dieron sus compañeros y un balón de fútbol americano y otras baratijas) en un caja de cartón. El recién despedido se pone la gabardina, sale del edificio arrastrando los pies y con los ojos nublados por la nostalgia, se compra un donut y pide un taxi. ¿Así queremos que llegue la República?


 
El Señor Gordo
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1 comentario:

  1. Quizas te lo preguntes tu solo. Yo tengo claro que no quiero dar mas poder a nuestros inutiles politicos para que ocupen la jefatura del estado. Por eso, cada 4 años voto a partidos ANTIrepublicanos.

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