27 julio 2013

Cinco cosas útiles que aprender: Cuando las magdalenas mutaron en cupcakes

  Dicen los expertos en redes sociales que uno de los "contenidos" que buscan los lectores de blogs son aquellos que sirven para aprender a hacer cosas. Así se entiende que chiflen los blogs de cocina, los que ayudan a hacer pasteles, reparar enchufes, planificar vacaciones, ahorrarse dinero en los restaurantes, trufar patos, plantar cebollinos, elegir los piñones de la bicicleta, la batería del coche, la pala de pádel, el mango de la pala de pádel, reparar la pala del pádel, la pelota de pádel y hacer los estiramientos necesarios para mejorar el juego en el pádel o incluso practicando sexo.

  Repaso qué se puede aprender leyendo mi blog. Lo repaso desde el primero hasta el último. Es cierto que, entre líneas, se podría aprender a hacer el tonto. Pero la gente no quiere hacer el tonto (o si quieren ya han salido en el Club de la Comedia). Y sin embargo, yo sé hacer cosas (que diría Rajoy). Cosas que puedo compartir con los lectores, cosas asombrosas que harán palidecer a los de bricomanía:  
  • Aprender a que la pescadilla no se muerda la cola.

Convencer a ese estúpido pez de que deje de morderse y servir así de comidilla y metáfora de las cosas que no tienen comienzo ni fin, no es sencillo, pero tampoco tarea imposible. Cogemos a la pescadilla viva y la metemos en un tanque de agua con varias sardinas, un rodaballo y un jurel. Una vez dentro la avergonzaremos por su comportamiento delante del resto de los pescados. La mayoría suelen reaccionar y dejan su deleznable vicio. Tanto las rehabilitadas como las que no deben cocinarse al horno a 180 grados quince minutos y servirse con limón y perejil.
  • Reconvertir tu cupcake en una dulce magdalena.
Una influencia maligna de la cocina anglosajona ha convertido nuestras tradicionales y sabrosas magdalenas en presuntuosas y empalagosas cupcakes. Para volver las cosas a su ser se tomarán doce cupcakes y se mezclarán en un bol con leche, harina y cáñamo. Se hornean y se sirven como bizcocho de cupcakes y los reservamos. Mientras, hacemos nuestras magdalenas al estilo de la abuela y los servimos juntos. A ver quién es el guapo que se come el bizcocho.

  • Duplique las vidas de su gato.

Conseguir que su gato convencional pase de siete a catorce vidas ya no es una quimera. Hacerlo requiere constancia y una pequeña inversión, pero los resultados alargarán las vidas de su gato. El secreto es la dieta Dukan felina que prohibe a los mininos comer nada que no sea jamón ibérico de bellota durante seis días de la semana. El séptimo el felino puede salirse del guión y degustar una buena rata. Los resultados se aprecian a partir del sexto fallecimiento de la mascota.

  • Aprender a escribir cuentos que aterroricen a los niños.
Julia Obermoller


Los niños son adorables, pero en ocasiones también odiosos. En el segundo caso se les debe dar su merecido. Pero ojo, el código penal prohiben los cachetes y los fiscales de menores están alerta. Es más fácil dejarlos sin dormir a base de aterrorizarlos con un ingenuo cuentecillo infantil. Hacerlo es fácil. Se trata tan sólo de cambiar los personajes tradicionales por otros seres malignos salidos de la realidad. Así el lobo será Angela Merkel, caperucita Adele, Hansel, el ministro Wert, Gretel Carla Bruni... etc. Los niños aterrorizados pedirán entre sollozos que se interrumpan los relatos. Será el momento de chantajearlos adecuadamente, actividad también conocida como educar


  • Tortilla española para nacionalistas.

Se toman huevos. Se baten. Se cogen dos patatas, la pelamos y hacemos trozos finos y redondos. Los ponemos en una sartén con abundante aceite de oliva caliente pero no ardiendo. Lo retiramos desgrasando y lo mezclamos con el huevo. Es el momento de sazonar. Lo ponemos todo en una sartén y le damos vuelta y vuelta hasta lograr la forma de tortilla. Una vez hecha la probamos y la denominamos si está mala tortilla española y si nos salió bien, tortilla estatal.


El Señor Gordo
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