15 marzo 2013

¿Qué es lo que merece la pena?

  Como habrán leído, alguna de mis últimas entradas ha sido calificada de bazofia. Debo señalar que me alegro que el crítico-lector utilizara ese término y no otros análogos más vulgares que están en la mente de todos, ya que siempre me ha gustado. Bazofia tiene una sonoridad tan expresiva, que creo que aún una persona no castellanohablante podría deducir que se refiere a algo de natural desagradable. Por algo tiene origen italiano. La Real Academia Española de la Lengua lo define en su segunda acepción como: cosa soez, sucia y desagradable. También es una comida poco apetitosa.
 
  Pero recalco que más hirientes resultaron algunos de mis defensores, como aquel que, entendiendo exagerado tildar mi texto de bazofia, acababa por reconocer que mi pérdida (supongo que literaria) no afectaría a las futuras candidaturas de los Nobel. Hasta allí llegaba yo también. Para ser sincero, cada vez que escribo algo pienso si no será una bazofia. Si, en realidad, no será muy osado incitar a que alguien pierda tres minutos de su vida con mis palabras. Me consuelo al pensar que, bazofia o no, es al menos gratuito, y la opción de leerme voluntaria. Sin ánimo de comparar, quiero contarles un un par historias.

  Quizá ustedes conozcan el pequeño experimento al que se sometió el célebre violinista estadounidense Joshua Bell, reflejado en el interesante vídeo titulado "Stop and hear de music". Durante una hora, estuvo tocando en una estación del metro de Washington DC ante la ignorancia de la gente, concentrada en sus rutinas y horarios. Como a cualquier músico callejero, de cuando en cuando se le deslizaban unas monedillas en el  estuche de su instrumento, hasta que por fin, un transeúnte se paró. "Su cara me suena... Yo le he visto tocar en el Metropolitan". En cualquier auditorio del mundo por la misma interpretación hubiera tenido que salir a saludar durante minutos (además de cobrar mucho más que algunos dólares sueltos).

  La segunda historia viene publicada en el diario El País. Daba cuenta del fallecimiento en Barcelona del escritor Juan Gallardo Muñoz. Autor de novelas populares de las que se vendían y aún se venden en los quioscos y que publicó gran parte de su producción con el magnífico seudónimo de Curtis Garland. La historia de Gallardo/Garland, como la de sus compañeros escritores de literatura popular, daría para una novela. Según el reportaje publicó más de dos mil (creo que sólo le puede superar el antiguo líder de Corea del Norte) y nunca cobró por derechos de autor.

  Lo explica formidablemente el escritor Javier Pérez Andújar, autor del artículo: "Todos estos escritores y los miles de personas que los leían han sido ignorados, ninguneados, despreciados. Jamás un manual se ha detenido a explicar que entre 1950 y 1980 existió toda una generación de escritores dedicados en cuerpo y alma (es un decir, las dos cosas se las robaron en las editoriales) a nutrir la literatura de masas española".

   Si fuera tan fácil distinguir. Si el criterio fuera como el Oráculo de Delfos y lo vendieran en el Carrefour... 
Quizá un día la tecnología lo arregle todo.
 
 
El Señor Gordo
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6 comentarios:

  1. La tecnología nunca podrá sustituir al corazón ni al criterio. La intención, intuición o ganas de observar es lo que nos hará separar la paja del trigo. Excelente post, tiene un trasfondo buenísimo.

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  2. También me gusta la palabra bazofia,es muy sonora, debería tener otras acepciones menos descalificadoras, no la hacen justicia, la verdad

    Un abrazo, Manuel

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  3. La pena de que? Todo tiene un precio...El oráculo de Delfos no tenia criterio... Era una entidad paraestatal del mundo griego,que "dictaba"(ego dicto), lo que convenía a todos, para su supervivencia (la de sus diferentes estados.(era la raza de los elegidos), aunque los hubieran echado del Olimpo... no los dioses sino simplemente los macedonios),... Una cosa son los sentimientos y otra las conveniencias ..,. A ellas las reverencio pues sin ellas me pierdo. Los sentimientos pueden guardarse si no convienen en el corazón... Quién no tiene uno de ellos? Triste destino, el del que lo tenga vacío. Me voy a hacer los deberes... Tengo Empacho griego...Chao; a TODOS!

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  4. Y queda algo que merezca la pena en filosofía?

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  5. Se puede distinguir perfectamente, unos lo apreciarán y otros serán unos ignorantes.

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  6. me parecen interesantes los comentarios.

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