La Marca España

  Hace unos meses se convocó en España una huelga general. Uno de los argumentos contrarios fue que una huelga perjudicaría (ahora más que nunca) a la marca España. Este nuevo concepto es otro de esos nuevos mantras que van colonizando nuestras neuronas hasta que la hacemos tan familiar como los ácaros o los carteristas de los mercadillos. Los países, las personas, los estatuas y las fiestas populares dejan de ser las cosas  que son para convertirse en productos que al tiempo se venden y anuncian. El sueño de Naomi Klein.

  Hasta la fecha, España no era una marca sino un país, más o menos. Los nacionalistas periféricos no están tan de acuerdo y por eso  la prefieren llamar con la alambicada expresión "Estado español" (lo dicen mientras piden perdón como quien dice culo, pedo, pis) pero hasta ahora nunca llegaron tan lejos como para pedir la independencia de la marca España.

  No se trata en absoluto de una una metáfora. Es toda una realidad, al menos en los que han jibarizado el país al nivel de marca más o menos blanca.  Existe incluso un "Alto Comisionado" de la marca España. Leo en la web oficial que su principal función es promover medidas para mejorar la imagen exterior de España y a tal efecto, recibir, elaborar y transmitir cuantos datos e información resulten necesarios o convenientes.  Algún sociólogo debería (si no lo ha hecho) darle un nombrecillo. Algo así como la marca como noción de postnacionalidad o de postciudadanía de mercado.
 

  Escucho en una entrevista al Secretario de Estado que lleva el asunto. Habla muy bien y tiene un nombre de esos que a uno le gustaría incorporar en calidad de suegro. Se llama Carlos Espinosa de los Monteros, es vicepresidente de Inditex (eso sí es una marca). El entrevistador, como las webs de referencia, insiste en que don Carlos no cobra ni un euro chipriota por su trabajo para la marca/nación. Es todo un detalle. Se queja de nuestros estereotipos nacionales. ¿Quién iba a comprar un tren fabricado por Sancho Panza y conducido por un loco como Don Quijote?

  Sagaz, pero refutable. ¿Quien iba a hospedarse en la mansión de Drácula sin querer robar el cobre? ¿Viajar con Francis Drake? ¿Afeitarse con Robespierre? ¿Curarse con Rasputin? ¿Invitar al Ku Klux Klan a procesionar en Sevilla junto con el Cristo del Gran Poder?  Los coches alemanes son buenos, pero mejor que no nos revisen el gas ni los bancos.
 

  En realidad a los hacedores de la marca España les preocupa más el presente que el pasado. Hacen mal a la marca los huelguistas, los sindicalistas, las jubiladas y los jubilados que que insisten en enfermar y protestar, pero rechazan fallecer, los desempleados, las víctimas de las hipotecas y las preferentes, las medusas y Torquemada. En cambio Iniesta y los cocineros con estrellas Michelin, Rafa Nadal, Iker Casillas, la paella de marisco (no la de conejo), el vino de Rioja y Bisbal le hacen bien  tal y como lo expresó en un anuncio una no menos famosa marca de chorizos (de comer).

  Como marca, en ella todo es susceptible de compra, ¿cómo uno puede extrañarse que se pretenda otorgar un permiso de residencia por 140.000 euros pagaderos mediante la adquisición de un inmueble en el suelo propiedad de la marca España?
 

  En consecuencia, la gente que habita dentro y las cosas que la integran ¿no seremos más que productos? ¿Deben los artículos votar y tener derecho de huelga, reunión y manifestación o sólo derecho de inventario? ¿Y qué hacen con los productos cuando caducan, huelen mal o simplemente pasan de moda?
 

  Creo que todo son ganas de marear la perdiz. Llamemos a España Inditex 2.0, a Cataluña Zara Plus y a Euskadi Bershkalerría y ¡que empiecen las rebajas! Y  si fallan, se venden las existencias como saldo.



Sergio Barrios http://4izq.wordpress.com/tag/old-spain/


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