04 octubre 2017

La secuoya

  La sequoiadendron giganteum o secuoya gigante es el organismo vegetal más grande del mundo. Puede medir más de 75 metros, pero se han encontrado ejemplares que pasan de los 100 metros y más de 7 metros de diámetro. Al magnífico gigantismo suman la cualidad de la longevidad. Pueden vivir entre 2000 y 3000 años aunque se han dado casos de más de 3500 años. Puede que las secuoyas no hayan aportado nada en el terreno de la literatura, la ingeniería, la química o la ciencia política pero hay que reconocerles que aventajan al homo sapiens lo suficiente en otros aspectos como para no sentirse acomplejadas.

  En Vértigo (1958. A Hitchcock) James Stewart acompañaba a la aparentemente poseída y desequilibrada Kim Novak al Parque Nacional Yosemite a visitar las secuoyas gigantes. Antes de caer en éxtasis señalaba sobre la sección de anillos de una secuoya gigante la imperceptible distancia entre un suceso remoto del siglo XIX y la actualidad. Apenas nada. Los turistas todavía pueden contemplar los anillos de la secuoya. Kim Novak se creía poseída por una dama del pasado de la que no podía escapar. Un pasado además trágico. De modo que como dijo Marx, estaba obligada a repetir la historia, primero como tragedia y luego como farsa

  La mínima separación entre los anillos que coinciden con el descubrimiento de América, la Revolución Francesa y la actualidad: apenas unos centímetros. Expresado en términos melodramáticos, el árbol ya estaba allí cuando fue asesinado Julio César, cuando don Pelayo guerreaba contra los musulmanes, cuando Shakespeare y Cervantes perdían el tiempo escribiendo historias y también cuando los Reyes Católicos se casaron. Estaba allí cuando los hermanos Lumiere presentaban sus primeras películas en París. Estaban cuando usted y yo nacimos. ¿Se siente ya lo suficientemente empequeñecido?

  No debería. Hace un par de días otorgaron el Nobel de Física a los científicos estadounidenses Rainer Weiss (nacido en Berlin), Barry Barish y Kip Thorne por la detección de las ondas gravitacionales. Predichas por Einstein, el 14 de septiembre de 2015, fue captada la primera señal. Su onda expansiva había viajado por el universo durante 1.300 millones de años hasta ser captada. ¿Cómo te has quedado, Secuoya?

  Seguramente en el planeta tierra las secuoyas pueden sacar pecho (si es que tal cosa es posible en una planta) entre el mundo de los vivos y competir en hermosura con otros gigantes como las ballenas, los elefantes y las tortugas de las Galápagos, pero el Universo juega en otra división, y no solo por los caballeros Jedi. Si nos ponemos profundos pero a la vez superficiales, es decir, con esa profundidad que se tiene después de una buena cena contemplando un cielo estrellado, caeremos en la cuenta de la pequeñez del ser humano en comparación con la naturaleza, más alta, más longeva, más hermosa y más infinita. 

  Pero al día siguiente habrá que levantarse (con resaca o no) ir a trabajar y los cinco minutos que nos separaran de llegar a tiempo al metro serán un tiempo larguísimo por mucho que en términos de secuoya sean más que insignificantes. Bien, no somos secuoyas. Nuestro tiempo en realidad es limitado aunque muchas situaciones nos parezcan aborreciblemente largas y tediosas. Dicho de otra forma, no podemos pensar como secuoyas o nunca podríamos sacar una entrada. Pero quizá no esté mal recordar la evidencia de que, después de todo, formamos parte de la naturaleza.

  La pregunta que se está usted haciendo es: ¿toda esta historia de las secuoyas era solo para hablar de que el tiempo de los seres humanos es ridículo en comparación con el tiempo de la historia natural ¿No se da cuenta de que todo esto se estudia en el colegio? ¿Por qué en lugar de esto no da su opinión sobre el tema en el que todo el mundo está pensando? Bien. Creo que ya la he dado. No se olviden de regar las plantas.



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