26 abril 2017

La familia

  Los anuncios me recuerdan que dentro de unos días es el día de la madre. Este año por lo que he visto son más sensibleros, más bien ñoños. Los personajes se hacen carantoñas, lloriquean y se abrazan de forma melodramática. Pueden hacerlo porque mamá no se ha ido con sus amigotas a beber gin tonics y siempre está dispuesta para socorrer o asesorar a sus retoños. Para un español el amor de madre se simboliza en una croqueta. Hace poco fue el día del padre (que salvo honrosas excepciones no saben hacer croquetas), y por lo general son más fríos, pero en el fondo tiernos. Me extraña que no esté institucionalizado el día del hermano, del primo, del sobrino, del cuñado (tan injustamente denostado), de la suegra, de la nuera, del primo hermano, del tío abuelo... Pero lo sorprendente es que no haya día del padrino.

  De vez en cuando me gusta escuchar a Federico Jiménez Losantos. No es fácil explicar por qué uno consume pornografía: obviamente se hace porque aunque no sea decoroso, gusta. Como es un asunto un poco vergonzoso ya no recuerdo si he explicado antes las razones de este vicio. Jiménez Losantos es un periodista que realiza un programa matinal de noticias en el que él habla y un grupo amorfo de corifeos le dan la réplica. Su tendencia ideológica puede considerarse como ultraderechista (con matices). Está a la derecha de Rajoy, con el que se suele meter por blando y era muy partidario de Santa Esperanza Aguirre Mártir. Es extremadamente culto y su lengua viperina maneja un castellano preciso y afilado. Por eso sus motes e insultos son tan buenos. Pero no es lo que más me atrae del personaje. Lo que de verdad me seduce es que "los conoce". Conoce los hilos, los títeres y los titiriteros. Conoce sus relaciones, sus fiestas y aunque no los cuenta, es obvio que también sus líos y sus perversiones. Conoce la Corte y su entramado de relaciones familiares.

  Podrá aumentar la temperatura cinco grados por el cambio climático. Podrán deshacerse los casquetes polares. Podrá Kim Jong-un enviar un misil y a cambio recibir otro. Podrá arder Roma con Santiago, pero la familia siempre será la familia y en eso un país como España, tanto la izquierda como la derecha están de acuerdo. Por supuesto la familia no siempre es cariño ni carantoñas, pero casi siempre simboliza el patrimonio y también las vocaciones profesionales. De todas las profesiones del mundo los hijos de fiscales eligen ser fiscales, los de cocineros, cocineros, los de actores, actores, los de políticos, políticos, los proferosores de historia tendrán hijas profesoras de historia y los ladrones, ladrones, pero con un MBA.

  El entramado corrupto que es la política española puede ser seguido como una crónica negra, pero también como una saga familar, al estilo de la Casa de Jampul de Isaac Bashevis Singer. Sagas familiares donde hay un exquisito reparto del trabajo, la fortuna y las lágrimas. El cuñado tiene el cargo, la mujer trabaja en la administración, el suegro era ministro franquista (Cara al sol con la camisa nueva etc), el compañero de pupitre tiene una empresa que contrata con la administración a cambio de financiar al partido y también tiene una hija, con la que se casa mi hijo. Si son varios los hijos se reparte la tarea. Unos viajan a Andorra, otros cierran los tratos de las mordidas. Se reúnen en sus fincas a cazar, en sus chalés de barbacoa, de viaje pagado por la Caja de Ahorros.

  A veces alguno sale descarriado y quizá uno de los empresarios más poderosos de cierta región tiene una hija en Podemos. Pero al menos no será una mugrienta sino una de las líderes del partido. A fin de cuentas, ¿no se recomienda poner una vela a Dios y otra al diablo? Nada personal, solo negocios.

Pues eso. Feliz día del padrino.



El humor está aquí, en alguna parte
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