16 junio 2014

Cuatro historias sobre la basura

  No sé si es de buen gusto hablar de la basura. No parece elegante cuando estamos a punto de recibir otro verano de chicharras y sudor salado que corre por el pescuezo. Además alguien podría pensar que me refiero a la monarquía, a los indultos del gobierno o a otras cosas muchísimo más graves que acontecen en el mundo. Aseguro que no. Quizá hubiera debido titular la entrada "cuatro historias sobre la gestión de los residuos", pero si digo basura, creo que todos nos entendemos; igual que preferimos llamar cárcel a un centro penitenciario y "…ta" a Ruíz Gallardón. El primer término es más corto y preciso.

  Historia Uno. Un avión parece que ha caído en el océano

  El avión es el vuelo MH370 de Malaysia Airlines, que partió de Kuala Lumpur en la madrugada del 8 de marzo pasado y que debió llegar a Pekín. Si buscas avión malasio siniestrado y extraterrestres en google, aparecen 112.000 resultados aproximadamente. Pero los marcianos acostumbran a elaborar un comunicado reivindicando la abducción.

  Lo más probable es que el infortunado aparato cayera al mar. Se ha realizado una intensa búsqueda a cargo de varios países que han rastreado el mar de China y el océano Índico. En más de una ocasión se encontraron objetos que parecían pertenecer al avión presuntamente siniestrado. Incluso en una de ellas, las autoridades australianas dieron por seguro que habían encontrado restos del avión. Pero el hallazgo resultó ser vulgar basura. Basura gigante y robinsioniana que navegaba errante por la mar océana. Ancha es Castilla, grande es la mar e ingente la basura que contiene.

  Historia Dos. La romería del Rocío y otras maravillosas fiestas populares españolas

  A los medios extranjeros les encanta esa tradición "friki" del "salto a la reja" en la aldea del Rocío, bonita escenificación del rapto de una dama a manos de una turba masculina henchida de adrenalina y fe del carbonero. Supongo que les resulta una bonita estampa racial. Lo que por suerte no aparece tanto, es que los rocieros (nombre técnico de los peregrinos) acostumbran a seguir otra bonita tradición hispana: dejarlo todo tan sucio que ni el mismo Sid Vicius podría pasar sin taparse la nariz. No hay verdadera fiesta española sin ruido rompetímpanos, gritos guturales más o menos animalescos y sobre todo, sin sembrar el campo de batalla de toda la basura imaginable. En el caso del Rocío tiene el agravante que lo que deja hecho unos zorros es el más importante parque nacional de España, como lo ha denunciado el director del parque, que asegura que cada Rocío "es como un ciclón". Y eso por no mencionar los caballos reventados de cansancio en la jarana. ¡Que no pare la fiesta!

Historia Tres. Donde tú ves basura yo veo negocio

  No hay que ponerse puritanos. Las basuras son un gran negocio, a menudo gestionado por los más emprendedores empresarios de nuestra idílica sociedad. En su libro Gomorra, Roberto Saviano, relata con maestría cómo la mafia controla el negocio de la gestión de residuos en el sur de Italia. Por supuesto "gestión de residuos" es un término laxo, que incluye hacer un agujero en cualquier parte para meter la basura dentro, sin importar si es tóxica o mediopensionista. También era el oficio de Tony Soprano, el protagonista de la serie que se titulaba con su apellido. Rebusquen en la basura y verán nombres ilustres. No es de extrañar. Según Ecologistas en Acción, sólo en España cada Homo Sapiens genera 535 kilogramos de basura al año.

Historia Cuatro. La basura nuestra de cada día

  Sin duda la basura, como se trata, como se genera, puede dar un buen indicativo del nivel de urbanidad de un país. En mi opinión Suecia o Suiza están relucientes y las calles de Alicante... en fin, hay que ser muy amariconado para separar cada cosa y reciclar. Alguien dirá que en Suiza la basura está impolutamente guardada en las cajas fuertes. 

  Vale, tocado, pero no hundido. ¿A usted no le deprimen las colillas tiradas, la basura bajada a cualquier hora y dejada en cualquier lugar? ¿Ver cada descampado patrio (o estatal) cada camino, cada vereda, llena de papeles, botes, pañales, compresas, envoltorios de postres y plásticos? ¿No le deprime que los jóvenes parezcan haber superado en su condición porcina a sus progenitores? ¿Me estoy volviendo viejo y quejica o es sólo que el efecto del "Ciclón del Rocío" está a punto de llegar a Alicante con motivo de sus hermosas fiestas de Hogueras de San Juan?

  Quedan invitados y procuren no clavarse ningún cristal ni intoxicarse con el reggaetón.

Fotografía de Ana Maroto


El humor está aquí, en alguna parte
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8 comentarios:

  1. ¡reciclar reciclar! eso es cosa de rojos y nenazas. Me gusta tu artículo ;)

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  2. Muy bueno. Producimos basura, compramos basura, la llamamos residuos, pagamos una tasa para que nos recojan los urbanos y de todo esto, normalmente empresas del IBEX, hacen un gran y lucrativo negocio.

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  3. Tendrías que ver cómo dejan mi barrio los hinchas de fútbol cada vez que hay partido, yo que vivo al lado de un estadio. Pero hace muchos años no ocurría, ni tampoco había algaradas callejeras con intervención policial. La sociedad ha cambiado, se ha ido depauperando. Como bien dices, el grado de limpieza de una ciudad es indicativo del grado de civilización de los que la habitan. Con tanta basura nuestro entorno se vuelve desagradable, ya no da gusto pasear ni vivir en él.

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    1. Me puedo imaginar el panorama. Como siempre, gracias por tus comentarios.

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  4. ¿Ha visto usted las fotos de los hinchas japoneses recogiendo lo que habían ensuciado durante el partido de su selección en Brasil, al termino de este?. Va a resultar que en ocasiones si vale más una imagen que mil palabras, a mi la primera que me viene a la cabeza es educación, en nuestro caso, falta de ella. B.P.

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  5. Eso será porque ganaron. No lo veo tanto mérito. En España a veces se recoge hasta el asiento del estadio.

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