12 marzo 2013

El Cónclave II: Pendientes de la chimenea

  Si fuese corresponsal en Roma, mi crónica de la primera fumata sería "atufados en el Vaticano". Me entran dudas, después de ver la impresionante humareda negra, de cuál será el estado de los frescos de la Capilla Sixtina. Espero que los deshollinadores vaticanos hayan hecho un buen trabajo y el tiro sea el apropiado. Puedo imaginarme su factura. Over Chimeneing subcontrató la instalación de la chimena a Chimeneas Management que a su vez subcontrató con Vatican Smog Lmtd. con sede en las Islas Caimán. Además Advance Humo Investment elaboró un informe técnico sobre la posibilidad de sustituir la fumata por una hoguera como la de las Fallas por la que cobró 450.000 euros IVA no incluido.

La chimenea por donde sale la fumata que anuncia al Papa es minúscula. Está anclada con dos cables nada glamourosos, de esos que te dice el albañil  —de momento está bien, pero cámbiela cuando pueda—. Si no estás bien situado en la Plaza de San Pedro se puede confundir con un grajo, o con una docena de arañas. Será una porquería de chimenea, pero es nuestra chimenea.
 
  Después  de ver el humo, negro como mi alma, tengo dudas sobre el estado de salud de los cardenales. Supongamos por un momento que un terrorista (quizá el mismo que mató a Chávez) se ha infiltrado de Cardenal, ha convencido al Camarlengo para prender la fumata y ha aprovechado la ocasión para rociar la leña húmeda con un producto letal y ha acabado con la vida de todos y también la suya. ¿Quiénes serían los suplentes? ¿Los obispos más veteranos del escalafón? ¿Debería volver Benedicto XVI de su dulce retiro para volver a nombrar cardenales, hacer un nuevo cónclave y elegir un Papa? ¿Estoy siendo presa del pánico religioso?
 

 
  Mi sobrina Marta, de trece años, mira a los cardenales por la tele. Su abuela le pregunta qué le parece el asunto. Para empezar, pregunta por qué no hay ninguna mujer. No sabemos qué responderle. —Viejos y feos— concluye, y ahí termina su interés. Tengo dos días, que es lo que calculan los vaticanistas en que se elija al nuevo Papa, para inculcarle mi afición por los fastos católicos. Lo tengo negro fumata.

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