29 octubre 2011

¿Por qué los rumanos prohiben llamarte Cojón (o Paracetamol)?


El Registro Civil de Rumanía prohibirá a partir de esta semana la inscripción de nombres tales como Cojón, Paracetamol, Doctor, Mariano Monamur o Semáforo, que comenzaban a ser demasiado populares en el país, por considerarlos vejatorios. ¿Hasta que punto llevar un nombre de este tipo puede condicionar la vida?

Paracetamol López de Haro Van der Stadt señala que su nombre nunca ha supuesto un problema en su vida. "No digo que sea fácil. A veces te puede dar más de un dolor de cabeza, bromea". Este abogado afincado en Bormujos (Sevilla) dice recordar tan sólo dos episodios traumáticos: "Cuando tenía quince años quise matricularme  en una ikastola y me rechaaron por cosiderar Paracetamol un nombre poco vasco". Otro momento delicado fue cuando tomó la decisión de estudiar derecho. "Mi familia pensaba que llamándome Paracetamol estaría naturalmente inclinado por las ciencias o me dedicaría a la parapsicología". Para la psicóloga Yénifer Yésika Amorós, experta en temas de identidad, y con la que nos citamos en un gimnasio de Alcobendas (Madrid), el nombre influye de forma capital en la vida de las personas. "Un nombre apropiado puede ser clave para el éxito social. Hablo por propia experiencia. Mis padres eran conscientes de ese problema y jamás  me hubieran puesto un nombre no aceptado socialmente y que no se mencionara en alguna serie americana". Para esta experta, el nombre imprime carácter. "No sé qué hubiera sido de mí llamándome Mari Carmen" añade. "Lo que es seguro es que no me habrían invitado a todas las fiestas latinas de la universidad, ni hubiera desarrollado un gusto exquisito por los tops ceñidos y los pantalones dos tallas más pequeños".

Semáforo Andújar, ("Mafo" para los amigos) antiguo paciente de la doctora Amorós, no está de acuerdo con su ex terapeuta. "Acudí por un problema de disfunción eréctil. La doctora estaba convencida que todo mi problema se debía a mi nombre e insistía en que debía cambiármelo por (el) Christian o por (el) Jonathan". Parecetamol acuasa a la doctora Amorós de obligarle a tatuarse un tigre en la nalga. "Un día le espeté que al menos yo sabía pronunciar y escribir mi nombre correctamente,  no como ella". A partir de ese día todo cambió para este  funcionario valenciano de treinta y un años. "Me pasó una minuta de 400 euros y no nos volvimos a ver. Pero ese día ,mi mujer y yo disfrutamos como nunca, y también mi cuñada" añade.
 
El doctor Otto Maurer, pasa por ser el mayor especialista mundial sobre la identidad asociada al problema de la denominación de origen persona. Durante quince años ha estudiado el efecto del nombre de pila en el comportamiento de seis mil ratas. El experimento demostró que no había diferencia apreciable en la trayectoria vital entre las ratas llamadas "Ainhoa" y el grupo de roedores buatizadas como "Gestión Tributaria". En su monografía de quince mil páginas "One name, one rat, one beer"  concluye, que en contra de lo que pueda parecer, el significado de los nombres de pila de las personas no influye en sus relaciones sociales.  Según el experto austriaco, lo que debe evitarse a toda costa, por el contrario, son aquellos que empiecen por M y acaben en O y los diminutivos terminados en "in".
 
La polémica dista mucho de estar resuelta. ¿Quiénes somos? ¿Por qué es tan caro salir de dónde venimos si lo hacemos en coche? ¿Por qué nos llaman idiota cuando nos bautizaron como José Luis?

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El País: Rumanía prohíbe nombres como Paracetamol o Semáforo
 

 

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