06 agosto 2013

Los cinco mejores deportes para dormir la siesta

  Se dice falsamente que la siesta es un invento español

  El "yoga ibérico" lo llamó alguien. Si bien los españoles dominan de modo especial el "know how" de la siesta, el amodorramiento diurno o vespertino en sus distintas formas es un fenómeno tan universal como la caspa, las hemorroides o la traición.

  En el hemisferio norte estamos en verano, el tiempo de las chicharras. En una encuesta que leí hace un tiempo aseguraba que los españoles preferían invertir su tiempo libre en no hacer nada, y dentro de la nada más gratificante (no lo decía la encuesta, lo digo yo) está la siesta.

  Las agencias de viaje la representan con la imagen de un tío (nunca mujer, ellas están para vender laxantes) tumbado a la bartola en un hamaca sujetada entre dos palmeras en una playa, supuestamente antillana. Se supone que es la quintaesencia de la siesta. ¡Falso! Como ibérico afirmo que la mejor siesta se hace tirado en el sofá, mecido por una corriente y escuchando como fondo no el enervante sonido de las olas del mar, sino una buena (es decir aburrida) transmisión deportiva.
A título particular, diré cuáles son mis favoritas:

  • Ciclismo. Sin duda el número uno de los deportes para la siesta. Su duración interminable en donde no ocurre nada y el movimiento hipnótico del pedaleo hace caer rendido al más pintado. La cara fatigada de los escapados, que serán cazados a veinte kilómetros de la meta, nos tramite un cansancio tontorrón y una melancolía dulzona. Los médicos debían recetar etapas llanas del Tour de Francia a sus pacientes insomnes.

  • Tenis. El amable sonido de la pelota cayendo en el suelo o golpeada por la raqueta son como las dulces notas de una nana. Se aconseja elegir un partido desconocido de una ronda preliminar de un torneo de segundo nivel. Mano de santo. No se aguanta despierto más de tres juegos. El mantra de la repetición de movimientos. Golpeo, toalla, traguito de agua, golpeo, toalla, traguito de agua... te llevará directo al nirvana del sueño.

  • Golf.  No tan efectivo como los dos anteriores, pero su naturaleza tediosa hace que sea poderosa como somnífero. Los aplausos blandengues de los espectadores actúan como brisa amodorrante. Se aconseja escuchar pero no ver la pantalla, pues la indumentaria chillona de los jugadores crispa los nervios más templados y frustraría nuestros propósitos.

  • Fútbol. (Cualquier partido de pretemporada). Este deporte en principio está desaconsejado para siestas. Sus horrendos aficionados, siempre insultando y gritando y los habituales comentaristas histéricos juegan en nuestra contra. Sin embargo, el carrusel interminable de cambios de jugadores con dorsales cercanos a las tres cifras y lo tedioso del espectáculo lo convierten en una buena opción para siestófilos poco exigentes.

  • Saltos de esqui. No coincide con la temporada de verano, por razones obvias. Se trata de un deporte de siesta para exquisitos.  Para disfrutar de esta delicatessen del sofá, deberá reservarse una grabación y ponerla en plena canícula. El frescor de la nieve, la repetición "ad infinitum" de los saltos, el sonido de los cencerros de los alcoholizados espectadores y los nombres finlandeses de muchos de los saltadores harán de nuestra experiencia de siesta una pequeña joya existencial.

Posdata. Ni que decir tiene que el mejor deporte puede ser arruinado por un mal comentarista ¿Verdad Nico Abad? El mejor fraseo aún lo tienen en España, sin duda, los comentaristas de TVE. Gracias Carlos de Andrés y Pedro Delgado, que tenéis el don de hacernos dormir y de saber cuándo y cómo despertarnos.

No me despierten hasta las seis


El Señor Gordo
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7 comentarios:

  1. Ha pasado la siesta
    y la hora del Poniente se avecina,
    y hay ya frescor en esta
    costa que el sol del Trópico calcina.
    Hay un suave alentar de aura marina
    y el Occidente finge una floresta
    que una llama de púrpura ilumina.

    Sobre la arena dejan los cangrejos
    la ilegible escritura de sus huellas.
    Conchas color de rosa y de reflejos
    áureos, caracolillos y fragmentos de estrellas
    de mar forman alfombra
    sonante al paso en la armoniosa orilla.
    Y cuando Venus brilla,
    dulce, imperial amor de la divina tarde,
    creo que en la onda suena
    o son de lira, o canto de sirena.
    Y en mi alma otro lucero, como el de Venus, arde.

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  2. Me gustaría expresar con toda sinceridad mi agradecimiento por sacarme unas carcajadas con este espacio tan ameno. Las horas bajas no tienen mejor solución que ésta.

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  3. Os agradezco mucho los dos comentarios. Respecto al segundo, gracias de corazón. En cuanto al primero, sólo se puede decir que el verso ganó (de nuevo) a la prosa.

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  4. hombre el golf también lo sería... o no. Eso que dices vale sólo si como dices es un partido de segunda fila, bajas el volumen, etc, etc pero si te gusta el tenis, es un gran torneo ( un 1000, u GS), grandes jugadores, gran partido, y no digamos ya si es una final entre Nadal y Djokovic por ejemplo, pues más que dormir, te comes las uñas. En todo caso para dormir, tras una buena comida, el silloncito y tal, vale casi todo. Hasta el telediario. O el telediario y más con el rollo que te meten ahora es opio para la mente y como tal inductor al sueño de primera.

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  5. ...definitivamente el tour...y la voz hipnótica de Carlos de Andrés.....aunque luego Perico suelta una de sus cosas y te despiertas!!

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  6. no hay nada como hacer la siesta con el sonido de fondo del Tour de Francia, eso si que es verano!

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  7. Concuerdo letra a letra con lo que dices. No hay mejor siesta que la que se lleva en el sofá y con un programa aletargante.

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