07 febrero 2017

Juego de Tronados

  Antes de comenzar a sacar punta al filón tragicómico de Podemos, a su sitcom de bajo presupuesto, vaya por delante que en mi opinión ni la más extravagante declaración ni la declaración más sonrojante llegan a la altura de los zapatos de cualquier felonía del Partido Popular en la Comunidad Valanciana. Una advertencia pertinente pues aunque coloquialmente decimos que nos han robado el corazón, siempre es peor que nos roben (literalmente).

  Particularmente y aunque he sido votante de Podemos por descarte, siempre me ha estragado su dialéctica entre sabionda y flowerpower, su buenrollismo ñoño, su condescendencia de claustro de universidad española, en donde hay tantos "príncipes" del saber. Me irritaba su continua y cargante necesidad de descubrir el Mediterráneo. Es fácil imaginártelos en la casa rural, tocando la guitarra como cristianos de base y asando chorizos a la sidra en la chimenea mientras se habla de las terapias alternativas o de un emocionante encuentro en cierta comunidad remota de Bolivia. Unos encuentros elitistas, por supuesto. Reservados a profesores de universidad, politólogos, poetas inéditos, guionistas de televisión y directivos de Médicos Sin Fronteras.

  Quizá esos encuentros no han existido nunca salvo en mi mente. Es posible que tenga envidia sin más y que me gustaría haber participado en uno de esos encuentros. Seducir a una chica con pañuelo palestino y muslos de esprinter mientras le cuento un rollo sobre Gramsci o House of Cards. En cierto modo Podemos me ha hecho sentir viejo, o si se quiere, adulto. Me han transportado a la madurez. He sentido vergüenza ajena con las exhibiciones de puño en alto, los gritos asamblearios en el Congreso, las muestras de cariño "youtuber", su tufo a Instragram. Cuando se ponen serios utilizan las enojosas frases del poder. Fulanito es un "valor", hay que "empoderar", se debe "implementar".

  Es cierto que desconozco los entresijos del asunto. Me gustaría leer la crónica de José Martí Gómez. Pablo Iglesias se sincera al periodista mientras apura un vermut en un garito del amanecer a una hora en que lo normal sería consumir churros. No dispongo de esa información. Solo soy un tipo de provincias que lee las noticias y sobre ellas tiene que hacerse una idea de la realidad, como el fulano de la caverna de Platón. Pero a veces las sombras son muy claras. Si ves en la pared la silueta de un león y el rugido de un león, será un león. Por ejemplo Carlos Fabra parece un gagster de película y sin embargo fue un dirigente del Partido Popular.

  A esta generación de treintañeros les gusta imaginarse como el Che Guevara, pero luego presentan a su novia en las redes sociales como lo harían Bisbal y Chenoa. Se enfrentan al viejo stablishment y sueñan con asaltar los cielos pero lo hacen con contratos de asesoría y en despachos de universidad. En la cafetería no se juntan con el Personal de Administración y Servicios. Se sienten feministas, pero al final son las chicas las que lavan los platos y son ellos los que vigilan la barbacoa. Ya lo dice Miguel Urban: es una lucha de "machos alfa". ¿Machos alfa? 

  Como macho Delta que soy para mí, lo más cansino de todo esto no es el espectáculo por la lucha por el poder (el psicodrama en palabras de Iglesias) sino la ñoñería burguesa (y hamburguesada) con la que lo hacen. Sus melindres al pedir disculpas después de la enésima puñañada o la enésima zancadilla. Gritan escandalizados mientras preparan la cicuta; ¿Hasta dónde hemos llegado? ¡Tartufos!

  Chicos, chicas. Esto es un partido. Estamos hablando de poder. Estamos hablando de política. Estamos hablando de cabrones y cabronas. Ya saben: están los enemigos, los enemigos a muerte y los amigos dentro del Partido. Podemos no es diferente. No todo el mundo vale para ese sórdido mundo de luchas, intrigas y traiciones, de la misma manera que no todo el mundo vale para subirse a un ring y empezar a repartir manos al hígado. La diferencia está en quién da los golpes bajos y quién no, y quién da la mano tras el combate y abraza al adversario y quién no. La gente "maja" no se dedica a la política, escribe libros de poesía o vende en mercadillos. En política más pronto que tarde habrá que cambiar la llave de un despacho. Los políticos, por desgracia, no son los filósofos de Platón. Aún éstos serían desagradables, como los escarabajos peloteros, pero necesarios. En el Partido Popular eso no pasa. Ya saben que los cadáveres no llegan a los congresos. Se da por supuesto que hay que cazar varios leones antes de sentarse en el consejo de ancianos (o pagar a alguien en b, para que lo haga).

  Esto no es el maldito Juego de Tronos. Esto es cien veces más escalofriante. Es "Lucha de Poder en el Wonderland Podemita". Muchos lo hicieron antes, en Suresnes, por ejemplo. Se quiebra la inocencia y no hay vuelta a atrás. Se mata al león para ser admitido como jefe de la tribu, pero el león ya no volverá a rugir ni a pasearse por la sabana. Todo héroe es a menudo también un criminal. Si tuvieran sentido del humor verían que la clave está en el nombre del sitio elegido para hacer el congreso: "Vistalegre". Dejad de dar la lata. Que gane el mejor o el menos malo. Limpiad la sangre. Restañad las heridas, afeitaros el bozo y poneos a trabajar, que os necesitamos.




El humor está aquí, en alguna parte
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8 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no leía una entrada a mi juicio tan acertada y por lo tanto que me gustara tanto como ésta, que además del fondo contiene buenas ocurrencias. Lo único que no me gusta es que por falta de tiempo o ganas los lapsus de escritura son más de los aceptables. Y esa expresión de "estar AL cargo" suena demasiado a una mala traducción del inglés.

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    1. Te agradezco los comentrios y las críticas. Ya he corregido la expresión que me indicas. Un saludo.

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  2. Habrá ganado en Vistaalegre.Pero como Podemos no se haga transversal, me parece que escasas posibilidades tiene de entrar en el Gobierno de éste país.
    Y nunca mejor expresado Juego de tornados en el que el vencedor se asignará muchas ideas del vencido.

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  3. +10 Serán muchos los que se identificarán con sus palabras. La decepción será mayoritaria, aunque no serán capaces de hablar como usted lo ha hecho. salud

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    1. Veremos que sucede a partir de ahora. Muchas gracias por tu comentario.

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  4. Manolo: ¡Que bien los conoces!

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